Compartía su hogar con docenas de gatos, que había rescatado de la calle y adoptado, y con los cuales conformó una enorme y feliz familia. Ese amor por los animales fue uno de los rasgos característicos de la ingeniera Beatriz Albán Roche, presidenta de la Fundación Protectora de Animales (FPA).
La activista falleció entre la noche del jueves y la madrugada del viernes en Guayaquil. La noticia se conoció en la mañana y causó conmoción entre quienes se dedican a la protección de la fauna urbana, ya que ella era una de las pioneras del movimiento animalista en el país. Padecía cáncer, por lo que su estado de salud era delicado. Pese a ello, mantenía su carácter recio y su deseo de luchar por los animales. Sin embargo, hace cerca de 3 meses sufrió un accidente de tránsito que agravó su condición.
En su casa, ubicada en el centro de la urbe, ella comenzó en 2010 una campaña de esterilización de mascotas a bajo costo. Este emprendimiento se fortaleció con los años y se convirtió en un referente en el mundo animalista. Actualmente ella recibía los martes y domingos a cientos de personas que acudían para operar sus gatos y perros. Fue así como atendió a miles de animales en estos 7 años, en una actividad que nunca suspendía, ni siquiera en feriados.
Mónica Chonillo, de la fundación Trato Ético Animal (TEA), lamentó el deceso. “El activismo ha perdido una mujer frontal y luchadora, líder, algo que no hay en las nuevas generaciones. Beatriz no tenía compromisos ni pelos en la lengua y reclamó por los derechos de los animales a todo nivel, siempre bien plantada y segura”, indicó a EL TELÉGRAFO. Según la activista, “su labor superó a todas, porque al esterilizar miles de animales desde el 2010, atacó la raíz del mal, el origen de la sobrepoblación de animales indeseados y todas sus consecuencias Su trabajo fue el mejor enfocado y más efectivo, sin duda, a nivel nacional”.
Beatriz Albán lideró numerosas causas, como la lucha contra las peleas de perros en Guayaquil, encabezó plantones contra las corridas de toros y las redes de vendeperros que habían convertido a Urdesa en su centro de operaciones. Estos últimos finalmente fueron erradicados de esta zona en el norte de la urbe. Era dueña de un temperamento fuerte, el cual adquirió en sus muchos años de lucha por los derechos de los animales. En redes sociales son múltiples las manifestaciones de pesar por su deceso.
El velorio será el sábado 4 de marzo en la Sala de Velaciones de la Junta de Beneficencia y su sepelio será el domingo 5 de marzo en el Cementerio General. Una historia de amor gatuno En una entrevista concedida al diario PP El Verdadero en 2012, Beatriz Albán reconoció que su amor por los gatos lo descubrió “un poco tarde”. Cuando tenía 30 años y a la muerte de su padre decidió tomar contacto con su primera mascota, un perro, con el que nunca pudo departir gratos momentos ya que ella descendía de una familia de asmáticos.
Los cuidados de parte de sus progenitores fueron extremos. “Solo veía unos pajaritos y peces que mi padre cuidaba. Los perros siempre estuvieron en el patio y no los podía ni tocar por el asma de la cual padecía”, dijo. Su primer encuentro con un gato fue en un minimarket que tenía en sociedad con una amiga. “Ahí llegó ‘Mocho’, un gato que vivía debajo de un carro y que un día, cuando encendieron el vehículo, perdió parte de su rabo”. ‘Mocho’ llegaba al negocio donde a más de las latas de atún que se le ofrecían también se robó el corazón de esta mujer. “Mi ‘Mochito’ estuvo conmigo 14 años y murió de viejito”, contó Albán, quien desde ese momento ideó crear una fundación para ayudar a los animales desprotegidos, fijando su meta en el rescate de gatos callejeros y abandonados por sus dueños. (I)
Fuente: eltelegrafo.com.ec
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