El águila caza a la serpiente, la serpiente ahorca al ratón, el ratón come al saltamontes y el saltamontes se alimenta de las hojas. Esta es la religión del reino animal, una historia escrita y sentenciada antes de la existencia humana.
Sin embargo, desde que el hombre pisó la tierra se ha encargado de destruirla con dedicación, casi como si fuese una obsesión. Charles Darwin, una de las mentes más brillantes del mundo científico diría que “no es la más fuerte de las especies la que sobrevive y tampoco la más inteligente. Sobrevive aquella que se adapta al cambio”.
Hoy en día, esta es una frase obsoleta. El humano se ha encargado de extinguirlas a tal modo que no exista el tiempo para que puedan adaptarse, teniendo en cuenta que para desarrollar algún cambio biológico, un animal necesita décadas.
La naturaleza despierta
Por ejemplo, el demonio de Tasmania está evolucionando para resistir un terrible cáncer facial, pues el cambio de genomas de algunos ejemplares podría evitar la extinción de la especie, por ese tumor que se contagia por mordiscos o contacto físico.
Pero el ser humano, mediante la deforestación, minería, caza, el traslado inadecuado de especies a otros ambientes, así como el cambio climático –el calentamiento global es nuestra culpa- ha provocado más vacíos en el rompecabezas de la naturaleza.
En el Perú hay 64 especies que se encuentran en peligro crítico de extinción, según el Ministerio de Agricultura y Riego. Entre ellos se encuentran una diversidad de aves, monos y cocodrilos amenazados por el cambio climático y la deforestación.
Este estudio, realizado por investigadores peruanos y extranjeros entre el 2010 y 2013, concluyó que una de las regiones más amenazadas es Huánuco y la selva central, una de las más ricas del mundo.
Entre estas especies en peligro tenemos a la rana venenosa de Oxapampa, la rana andina de Junín y la del Titicaca, la pava aliblanca, el mono tocón, el mono choro, el cocodrilo americano, la musaraña de orejas cortas peruana y un largo etcétera.
Un camino impensable
Sin embargo, así como hay animales en vías de extinción en el Perú, también hay ejemplares que ya no existen en el planeta: la tortuga de Galápagos, el león marino japonés, el rinoceronte negro del oeste, la rana incubadora gástrica, entre otros.
El panorama es tan sombrío que la jirafa que antes veíamos con normalidad en zoológicos y documentales, también corre a su muerte. La población mundial de jirafas cayó 40% en los últimos 30 años, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Un animal majestuoso que experimenta una agonía silenciosa.
Asimismo, el imponente jaguar, conocido como el depredador de América, también tomaría un sendero similar. La caza ilegal y la deforestación llevarían al tercer felino más grande del mundo a su inminente final.
A este paso, la naturaleza está perdiendo su razón de ser. Como decía, Darwin, la miseria es causada, no por las leyes de la naturaleza, sino por las instituciones. Tenía razón.
Fuente: http://larepublica.pe/
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